Días atrás sobre un centenar de personas nos concentrábamos en la plaza de la Vila, e igual que días antes en una repleta plaza de Sant Jaume, hacíamos una llamada por la dignidad y la democracia. Entre los asistentes había gentes a los que Garzón caía más o menos bien, pero había una unidad de criterio y era la de darle soporte en esta ocasión. Y es que al juez Garzón, lo quieren sentar en el banquillo de los acusados, entre otras cosas, por investigar los crímenes ocurridos durante el franquismo. Y yo me pregunto: ¿para qué están los jueces? ¿es que hay asesinos con inmunidad?
Pero, lo más grave no es ya el proceso o las anomalías procesales que están sucediendo, que lo son, sino que unas organizaciones de extrema derecha que no creen en la democracia sean los acusadores del juez.
Además un Partido Político que se autodenomina como demócrata, y que cuestiona esta cualidad en los demás, no ve mal que el juez esté procesado. Sí, esos que no han votado a favor en Viladecans la moción de soporte a Garzón o esos que en Barcelona han propuesto cambiar el nombre del estadio Lluis Companys por el de Samaranch, un ex-falangista, no han tenido complejos en justificar esa acción contra el juez.
En fin, todo esto apunta a que aún hay personas y partidos interesados en perpetuar una amnesia colectiva y que están dispuestos a hacer lo que sea para que no se hable en este país de nuestra Memoria Histórica. Esa memoria que ha de restituir a las personas que murieron por la libertad y la democracia, pero que también ha de señalar a aquellas personas que firmaron o ejecutaron las tragedias de este país.
Pero, lo más grave no es ya el proceso o las anomalías procesales que están sucediendo, que lo son, sino que unas organizaciones de extrema derecha que no creen en la democracia sean los acusadores del juez.
Además un Partido Político que se autodenomina como demócrata, y que cuestiona esta cualidad en los demás, no ve mal que el juez esté procesado. Sí, esos que no han votado a favor en Viladecans la moción de soporte a Garzón o esos que en Barcelona han propuesto cambiar el nombre del estadio Lluis Companys por el de Samaranch, un ex-falangista, no han tenido complejos en justificar esa acción contra el juez.
En fin, todo esto apunta a que aún hay personas y partidos interesados en perpetuar una amnesia colectiva y que están dispuestos a hacer lo que sea para que no se hable en este país de nuestra Memoria Histórica. Esa memoria que ha de restituir a las personas que murieron por la libertad y la democracia, pero que también ha de señalar a aquellas personas que firmaron o ejecutaron las tragedias de este país.
Miguel de la Rubia
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