Chej Ahmed Nayem, nació en los Campamentos saharauis de Tindouf (Dajla) en el 1.990 y murió en mayo del 2012 a los 22 años, de una enfermedad de las denominadas raras (Duchenne). |
Buenos días Chej:
Que sepas que tus amigos de Sant Vicenç del Horts me invitaron el sábado para hacerte un homenaje. Los conoces, sí, es la asociación que tiene la escuela para niños ciegos a la que tú asististe a unas pocas clases. Vinieron a casa, a Viladecans, a grabarme. Leí el escrito que te mandé cuando me enteré de tu muerte, ¿te acuerdas? Pues me grabaron y el sábado pasado, en una cena con unos 200 invitados aproximadamente que querían conocerte un poco más, cenamos y seguidamente pasaron el video, que por cierto quedó muy bien y me sentí tan afortunada y admirada por haberte ayudado que la experiencia fue todo un éxito.
Tú fuiste el primer protagonista de la noche. Sales guapísimo, con esa carita que demostraba tanta alegría y al mismo tiempo tanta tristeza. ¡Pero qué tonta soy! seguramente que lo que te estoy contando, ya lo sabes, o por lo menos es lo que quiero creer, aunque yo soy de las que piensan que no hay nada después de la muerte. Lo que seguro que no sabes, listillo, son mis pensamientos, que ahora te cuento.
Cuando regresamos a casa Antonio y yo, después de la cena, que serían por allí las 24,30 h., hacía mucho calor, y para refrescarme un poco antes de ir a la cama me senté en el balcón de la habitación donde tú dormías. Allí sentada tan ricamente, me empezaron a venir a la mente todas las vivencias, recuerdos, anécdotas, secretos, y también para ser sincera algún que otro enfado, como en una película. Me estaba gustando tantísimo que no quería que llegara el “FIN”, y al mismo tiempo sentía una tristeza que intenté superar porqué se que no te hubiera gustado verme triste. ¿Sabes cómo la superé?: acordándome de lo que me decías en catalán una y otra vez: “t’estimo”.
Alguna vez llegaste a impresionarme con tus aciertos. Me preguntaba cómo podías saber las cosas, si ni yo misma las sabía.
Estoy escribiendo estas cuatro palabras, y me viene a la mente uno de tus muchos comentarios, “Rosa tú no lo sabes, pero cocinas muy bien”. Normal, pensé yo, pero me diste tanta moral, que intenté superarme y esto nos favoreció a todos.
Bueno, Chej, te dejo, hoy es segundo domingo del mes, y en la rambla hay exposición de cuadros, y tengo ganas de verlos, muchos besos, y hasta pronto.
Rosa Mercader y Antonio López Montero
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