Desde el año 1999 empecé a ser madre de acogida junto con mi marido, por aquel entonces el Ayuntamiento se encargaba de traer a los niños de los campamentos saharauis en Tindouf (Argelia) a través del Frente Polisario con el propósito de que pasaran aquí en Viladecans los dos meses de más calor del desierto del Sàhara, julio y agosto; después pasé en el año 2007 a formar parte de la asociación Viladecans pel Sàhara.
Cuantos recuerdos, experiencia, nostalgía y añoranza, me vienen a la memoria desde la primera niña de acogida llamada Badra, también Enghia, Lala, Mamuni, Salama, Zerual hasta el último niño llamado Chej, en cada rincón de mi casa, en los parques, jardines, cines, en las calles por Viladecans son recuerdos que no puedo olvidar.
EXPERIENCIA: La suerte que hemos tenido de tener con nosotros a todos estos niños aunque sea poco tiempo y aprender de ellos, conocer su cultura, religión y costumbres saharauis.
NOSTALGIA: No poder tenerlos cerca y no poder ver el día a día, el cambio de niños a mayores, mi deseo es y será verlos algún día.
AÑORANZA: Es la que me produce un estado de ánimo a veces triste, porqué ellos a su manera han demostrado y siguen demostrándome su cariño. Ahora que están lejos la añoranza es lo peor de todo, pero sé que dentro de sus muchas necesidades son felices.
EXPERIENCIA: La suerte que hemos tenido de tener con nosotros a todos estos niños aunque sea poco tiempo y aprender de ellos, conocer su cultura, religión y costumbres saharauis.
NOSTALGIA: No poder tenerlos cerca y no poder ver el día a día, el cambio de niños a mayores, mi deseo es y será verlos algún día.
AÑORANZA: Es la que me produce un estado de ánimo a veces triste, porqué ellos a su manera han demostrado y siguen demostrándome su cariño. Ahora que están lejos la añoranza es lo peor de todo, pero sé que dentro de sus muchas necesidades son felices.
Rosa Mercader
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