dijous, 29 de novembre del 2012

Toc de queda


La Publicidad va ser un diari en llengua castellana, fundat a Barcelona l’any 1878, de caràcter republicà i anticlerical.
El dissabte 13 d’octubre de l’any 1883, va aparèixer en aquest diari una notícia que ens ha cridat molt l’atenció. Diu així:
“El señor alcalde de Viladecans (gobernadorcillo ó cacique, como ustedes quieran) ha mandado que nadie transite por las calles del pueblo de su mando despues de les diez menos cuarto; á un pobre súbdito que se vió obligado á salir de su casa en busca del medico, le hizo detener imponiendole una multa por haber contravenido sus órdenes. A ver, señor gobernador, si explica usted al alcalde de Viladecans, don José Oriol Pibernat, que estamos en 1883, quince años despues de la Revolucion de setiembre, y que no reina en España el rey don Felipe II”.
Josep Oriol Pibernat i Dinarès va ser alcalde, representant de les dretes, en la major part de la dècada dels anys 80 del segle XIX. La seva ocupació laboral era la de pagès com gairebé tothom en aquell Viladecans que ni tant sols arribava a la xifra de mil habitants. Concretament era masover de Magdalena Modolell, encarregat de cultivar la finca de la Parellada, que ocupava l’espai actualment delimitat per l’avinguda de la Generalitat, carretera de la Vila, avinguda dels Germans Gabrielistes i la via del tren.
Dos mesos després, el dia 1 de desembre de 1883, el mateix diari tornava a parlar, aquest cop amb certes dosis d’ironia, d’aquest conflicte originat pel toc de queda imposat per l’alcalde Josep Oriol Pibernat:
“El alcalde de Viladecans continua haciendo de las suyas este buen señor. Continua prohibiendo á los vecinos circular por las calles del pueblo así que han dado las diez y media. Su Bando de buen gobierno (sic) así lo ordena.
Es que á fulano le precisa ir á buscar la comadrona. Multa de siete pesetas, ó sinó que espere hasta mañana.
— ¡Que vá á fallecer mi padre, señor alcalde!
—Paga la multa si quieres que muera con los ausilios de la religion. 
Y así sucesivamente.
Pero lo gracioso del caso es que no todos los vecinos del pueblo deben estar obligados á obedecer las órdenes del señor Alcalde, pues muchas veces, segun se nos dice, se han encontrado  juntas tres personas en la calle despues de la hora señalada, y el dia siguiente dos solas han sido las multadas.
Tiene esto su explicacion.
El secretario municipal, secretario del juzgado, cobrador de consumos, panadero, tabernero y cafetero, que con seis cargos y oficios diferentes desempeñados por una sola persona verdadera, parece que tiene interés en que su café sea frecuentado y hé aquí por qué unos vecinos son multados y otros nó. Los que salen de su café, sea la hora que quiera, pueden circular libremente.
Este señor secretario dícese que está enterado de lo que sucedió con el mismo motivo en un pueblo de la provincia de Gerona. Pero á buen seguro que no sabe como terminó.
Una comision nombrada de entre los 30 vecinos multados de Viladecans pasará hoy á visitar al señor Gobernador para esponerle sus quejas. Y este funcionario le contestará”.
El secretari municipal en qüestió era Gabriel Puig i Net, que curiosament vivia, i a on cal suposar que hi tenia el negoci, al número 8 del carrer de les Canals (actual Jaume Abril), casa propietat de Magdalena Modolell, que anys més tard en seria llogater l’alcalde Baldiri Miernau, posteriorment hi tindria la seva seu el primer Centre Catòlic de Viladecans, i que finalment va ser comprada per l’esposa del també secretari municipal Jaume Pugès. Precisament, arran d’aquesta compra, la casa va ser coneguda com Cal Secretari: es veu que ja hi estava predestinada. 
Com a informació afegida i segons un article de  Xavier Calderé publicat a la revista Vilarrels de gener de 1993, es dóna el cas que Gabriel Puig va estar al capdavant d’una revolta, a la dècada anterior, contrària a la convocatòria d’un Sometent amb l’objectiu d’acabar amb les guerrilles carlines.
Però tornem al que estàvem explicant. La comisió representativa dels trenta viladecanencs multats per contravenir les ordres de l’alcalde Pibernat, va aconseguir que el governador cridés a l’ordre a l’alcalde de Viladecans. El 22 de desembre de 1883, el diari La Publicidad ho explicava així:
“El alcalde de Viladecans, este buen señor recibirá hoy una comunicación del Excmo. señor gobernador civil de esta provincia que vá á gustarle mucho.
¿Se acuerdan nuestros lectores del articulito que con el mismo titulo publicamos dias pasados?
Pues en él decíamos que el señor alcalde de Viladecans, deseoso sin duda de favorecer á cierto cafetero, secretario por partida doble, panadero, etc., etc., multaba á cuantos vecinos encontraba por la calle después de las nueve y media, siempre que estuviere justificado que no salían del establecirniento de su protegido.
Al efecto, publicó un bando de buen gobierno contra el cual han acudido los vecinos multados en los primeros dias.
¿Y saben la resolucion del expediente que se formó por la seccion de órden público? Pues, que inmediatamente desaparezcan del expresado bando las prescripciones 2ª y 3ª y que queden sin efecto les multas impuestas por infracciones á las indicadas prescripciones por atentatorias á la Constitucion del Estado.
En la comunicacion que recibirá el señor alcalde, dándole cuenta de lo que dejamos apuntado, se le amonesta seriamente para que en lo sucesivo se atenga á la ley, bajo apercibimiento de la responsabilidad á qué haya lugar en caso de reincidencia.
Por lo tanto, mucho ojo señor alcalde. No reincida usted, porque si los vecinos agraviados le denuncian á los tribunales, pagara usted el pato.
Arregle enseguidita aquel desaguisado que cometió cuando recogió el permiso de un vigilante á pesar de tener el apoyo nada menos que de 50 propietarios.
Mire que si no ha tenido otro motivo, para recoger el permiso, que el de querer proteger á algun individuo de su satisfaccion, es otra alcaldada cometida y pudiera ser que se interpretara como reincidencia.
Mire que la vara puede escapársele de las manos. Y si los vecinos le denuncian á los tribunales se le escapará sin remedio”.
Són coses que passaven 129 anys enrere a la nostra ciutat quan encara era poble, un petit poble agrícola que ni tan sols arribava al miler d’habitants.
Jaume Lligadas Vendrell