dijous, 23 de setembre del 2010

Sobre la Huelga General


Si hubo alguna posibilidad de acuerdo en el llamado Dialogo Social, este quedó herido de muerte cuando el gobierno presentó su plan de ajuste cargando sobre los empleados públicos, pensionistas, y sobre el conjunto de la clase trabajadora en general la drástica reducción del déficit publico. A partir de ahí, las organizaciones empresariales descartaron toda posibilidad de pacto y siguiendo las consignas del PP, elevaron el tono de sus demandas, conscientes de que en caso de desacuerdo el decreto prometido por el gobierno de Zapatero le sería más útil que cualquier reforma pactada. No se equivocaron.
Tal como han dicho repetidamente los sindicatos, el decreto aprobado por el gobierno sobre la reforma del mercado de trabajo asume el núcleo duro de las reivindicaciones de la patronal, en definitiva más de lo mismo, el gobierno cedió a las presiones del liberalismo europeo, del Fondo Monetario y de los mercados internacionales, para que, como siempre, las crisis que generan estos mismos organismos financieros por sus operaciones especulativas, las paguemos también los de siempre: parados, pensionistas, empleados públicos y el conjunto de trabajadores en general, la gente más débil de la cadena, es decir se es valiente con los débiles i cobarde con los poderosos.
De tal manera que a modo de conclusiones, nos quieren imponer una reforma laboral que:
Debilita los derechos de los trabajadores y sus garantías de tutela judicial.
Abarata el despido y refuerza el poder del empresario para modificar las condiciones de trabajo.
Permitirá que se haga negocio a la iniciativa privada como son las ETT en la búsqueda del empleo, en detrimento de los organismos públicos como el INEM. En definitiva que no se creará empleo y precarizarán el existente.
Congela las pensiones actuales y quieren empeorar las futuras a partir de alargar la edad para disfrutarlas (67 años) y rebajar las prestaciones actuales alargando el tiempo para la forma de cálculo.
No quedaba otra alternativa, ante tantas agresiones sobre la clase trabajadora y sobre todo sobre los colectivos más débiles, a las Organizaciones Sindicales no les ha quedado más remedio que convocar huelga general para el 29 de septiembre.
El 29 de septiembre los trabajadores y trabajadoras de este país tienen que dejar claro al gobierno que así no se sale de la crisis. Congelar pensiones, recortar salarios y hacer más fácil el despido no es el camino para salir de esta situación, tampoco lo es condenar a los jóvenes a la temporalidad permanente ni dar más poder al empresario. Así no.
Dani Gutiérrez