dissabte, 15 de desembre del 2007

¿Qué hacemos hoy?


Nuestra ciudad está creciendo a un ritmo vertiginoso, y desde la juventud hay cambios que también notamos y que influyen en nuestra forma de hacer las cosas. Cuanto más grande es una urbe, se supone que más grande debe ser su oferta de esparcimiento y entretenimiento. Pues bien, desde los jóvenes toca preguntarnos, en lo que a este tema refiere: ¿en qué ha cambiado o ha “mejorado”? ¿qué nuevas ofertas nos trae nuestra ciudad?
A mayor ampliación de oferta de vivienda, mayor número de equipamientos, o al menos así debería ser. Pero ¿se traduce esta norma en el campo del ocio? Escaneando un poco los gustos y aficiones de nuestro tejido social más joven nos damos cuenta de que predomina la masificación en discotecas y “after hours”. Y que el objetivo de la noche es acabar en uno de estos recintos, previa cena en un suculento restaurante de comida rápida.
No sería justo, por otra parte, culpar de ello a la existencia de estos sitios, sino que habría que profundizar en qué tipo de ocio nos ofrece Viladecans. Tenemos el Atrium, un teatro que consigue traer grandes representaciones, y que posee un amplio abanico de ofertas para todas las generaciones. Subiendo la Rambla, hay un sitio llamado Auditorio Pablo Picasso, que lamentablemente está cayendo en desuso y cada vez más cae en desconocimiento para el joven viladecanense. En pro de resucitar este espacio de asociacionismo juvenil se invirtió mucho esfuerzo en desarrollar el Cúbic, el cual lamentamos que no haya sido dispuesto para este fin. Sin embargo, después de mucho tiempo haciendo entender al consistorio la necesidad de un espacio juvenil que diera más amplitud de maniobra y proyección a las propuestas de los jóvenes, se va a crear una ampliación de la masía de Can Xic, la cual según nos hacen saber pretende emular las funciones del centro Frederic Mompou de Castelldefels, ofreciendo espacios para talleres, ensayo musical, escuelas de teatro, juegos de cartas, etc.
Este tipo de espacios abiertos al público y enfocados a que los jóvenes se reúnan para pasar el rato de una manera sana, representa una alternativa muy beneficiosa, que si la tuviéramos más en cuenta podría hacer que los jóvenes no cayeran en el ocio fácil y consumista. Es por eso que sería bueno que los partidos políticos impulsaran campañas de talleres, apertura de espacios libres, colaboración con asociaciones ya existentes para impulsar este tipo de ocio alternativo y alejado de los excesos.
Desde estas humildes líneas invito a los jóvenes de Viladecans a probar otras fórmulas de entretenimiento como el teatro, no sólo desde el punto de vista del espectador, sino adhiriéndose a un grupo y trabajando en equipo; o a un club de rol, cartas, ajedrez. Al entretenimiento que antes practicaban nuestros padres y abuelos, pero que con el tiempo ha ido desapareciendo, dejando paso al ostracismo de nuestra habitación y nuestro ordenador, saliendo de él sólo para ir a una humeante discoteca.
Lluís Rovira Adalid