divendres, 7 d’octubre del 2011

Una duda razonada


Estaba leyendo sobre las vicisitudes de un sindicalista cuando su lucha estaba en contra de las leyes vigentes. Inmediatamente me vinieron recuerdos de tantas situaciones similares...
Aunque nací en el 61 apenas viví una pequeña fracción de lo que cuentan mis mayores. A mi propio abuelo le trataron de dar el “paseillo” ambos bandos por hacer teatro catalán en San Ramón Nonato, en L’Hospitalet de Llobregat.
Me parece irónico que en estos momentos de supuesta libertad, nadie parece luchar por injusticias mayores que los despidos de una fábrica, aunque no es poco.
Ahora, los que dicen representarnos se vuelven intocables cada vez más y más, promulgando leyes que les benefician y protegen ahora que alguien podría decir “basta ya”.
Los que deberían salvaguardar el bien común se aferran a los puestos de poder de la manera más indecorosa, con sueldos que cortan el hipo incluso con aumentos en tiempo de recesión.
Muchos de los políticos tienen otros ingresos que no pueden ser compatibles con un 100% de dedicación a la labor pública. No está bien que hagan otras cosas dejando de hacer su deber.
Se acabaron los héroes que salvaban la patria. El pueblo parece ajeno y no se aprecia un voto que indique lo que después se oye por las calles.
¿Qué dirían los que dieron sus vidas por una libertad corrompida como la que vivimos y de una sociedad que parece haber olvidado lo que costó?
Me pregunto si nos merecemos algo mejor, y me lo pregunto, porque tenemos lo que votamos y a estos los ha votado el pueblo.
 ¿Esto es lo que queremos o no sabemos votar?
David Rebollo