El puto tiempo

El puto tiempo, escribía Terenci Moix. El puto tiempo, escribo ahora, cuando miro esta fotografía de Jaume Muns que ha sacado del cofre del tesoro. Su mirada a través del objetivo hace historia, con la memoria en blanco y negro de sus negativos, ahora conservados en gigas. Era el 19 de septiembre de 1978. Dentro de cuatro meses hará cuarenta y cinco años. El puto tiempo ha pasado como una apisonadora para no pocas personas de esta foto. El Gregorio, a él le llamábamos familiarmente, casi cariñosamente, por el nombre de pila, el Guti, que lo nombrábamos comiéndonos medio apellido, Luis Fernández Machuca, en el partido era como en el colegio: nos llamábamos por el apellido, Antonio Villarreal, quien enyesó sin cobrar un duro el local que teníamos en la calle Doctor Reig de aquel lejano 1978. El puto tiempo va borrando los rostros como una foto al sol, pero permanecen claras las voces, como si el oído tuviera mejor memoria que la vista.

Recuerdo la voz de todos ellos, pero sobre todo de los dos que fueron compañeros, la voz del Villarreal, a quien en la foto se le ve toda la gorra, pero la cara queda tapada más abajo de la nariz, la voz del Fernández Machuca. Está en el centro, en segunda fila, con un mechón de pelo apuntando en la frente, un jersey oscuro de pico y una pegatina. El puto tiempo se los llevó. Al Cesc Baltasar, futuro conseller, le rapó la melena y el bigote de cantante de rock.

Era la fiesta de Treball y todos iban sin corbata. El Guti con su barba leninista, siempre descorbatado, como el Gregorio, como Luis, como Antonio, como todos, si los miramos detalladamente. Todos excepto uno. Lleva una corbata como si estuviera en la oficina, agarra la botella de cava a dos manos y a diez dedos. Sonríe como si le hubiera tocado en una tómbola. El puto tiempo ha pasado como una apisonadora por su mente, su espíritu y su biografía. Ramón Tamames, candidato a presidente del gobierno de la extrema derecha. Quien te ha visto y quien te ve.

Fotografia: Jaume Muns

Text: José Luís Atienza