dimecres, 15 de novembre del 2017

Una idea peregrina

Todos sabemos de lo sucedido recientemente, de las consecuencias de la política sobre nuestras vidas.

Fuera del debate sobre si un porcentaje tenía o no derecho a decidir sobre una mayoría silenciosa o si las medidas de los “rescatadores” son o no  aplicables para sí mismos, desgraciadamente el voto nulo, mal llamado el voto “gamberro”, es el único medio que tenemos los que queremos ejercer el derecho a voto y decir que no nos sentimos representados por ningún partido.

Usted puede pensar que votar al partido más cercano, al menos “malo” es una opción, siempre que acepte con ello, el que la parte que no le guste también resulte apoyada.

Pensado cómo sería el programa al que votaría, caigo en la cuenta del coste en asesores necesarios para llevarlo a cabo. Ciertamente puede calificarse de ciencia ficción y si lo escribo es apoyado por la frase de Víctor Hugo: “Nada mejor que el sueño para engendrar el porvenir. La utopía de hoy es carne y hueso mañana “.

El supuesto partido ciudadano tendría como objetivo los siguientes puntos:

Cambios en la Constitución para albergar las actualizaciones necesarias y la creación de un sistema de reforma más accesible.

Crear un sistema para la mayor transparencia. La excepción de gastos en materias reservadas de acceso restringido a los estamentos autorizados bajo un control judicial externo a estos.

Cambio de la fórmula de recuento electoral del sistema d’Hondt a: una persona, un voto.

Separación del poder judicial del poder político.

Acceso a cualquier cargo político por oposición y mediante la calificación necesaria.

Los cargos públicos son un honor. Los sueldos públicos deben ser aprobados por un ente regulador judicial. Como cualquier otro trabajo, termina al finalizar el cargo. Así como todos los trabajos públicos serán contemplados con los mismos derechos y deberes que el sector privado. ¿Qué empresa no contrataría a quien desempeñe tal honorable cargo?

La justicia será única, para todos por igual. Las penas serán proporcionalmente más graves para quienes utilicen cargos políticos, acceso al erario público o poder de decisión sobre su uso fraudulento.

Creación de un método de democracia participativa con peso en las decisiones políticas y que puedan ejercerse como veto ante la falta a las promesas realizadas, o políticas evitables contrarias a la mayoría.

Cultura de calidad y gratuita básica y ayudas en las siguientes estudios por méritos hasta donde alcance el presupuesto a tal fin.

Alcanzados estos objetivos, ese presidente debería cesar en su cargo para que estos nuevos requisitos se pongan en marcha y sea una nueva generación de personas preparadas, competentes, las que tomen el relevo de quien sería un mero instrumento para llegar a esa situación desde la actual. ¿Votaría usted esta propuesta?

La cuestión no es si es factible, sino que  dejará de serlo conformándonos con menos.

David Rebollo