dijous, 24 d’abril del 2014

El 14 de Abril, recordar el pasado para construir el futuro

“La historia la escriben los vencedores”, se recuerda con frecuencia y se olvida con más frecuencia todavía.  La historia nos puede enseñar, pero para ello se debe estudiar en profundidad, sean quienes sean sus objetos de estudio, civilizaciones, etnias o  ejércitos, sean quienes sean los beneficiados o los perjudicados. Hay que poner todos los datos sobre la mesa, aun reconociendo que es imposible ser imparcial, para alcanzar no tanto la pretendida objetividad como la imprescindible honestidad. 
La historia de España y la de la humanidad está llena de momentos tan grandes como inesperados, cocinados en silencio por las fuerzas y situaciones sociales, que aparecen de la noche a la mañana  y dan un vuelco  a la situación, un giro que el día antes formaba parte de la utopía más que de la realidad. Cuando esos vuelcos han ido a favor de la mayoría, siempre el viejo poder herido de unos pocos  ha intentado, y no pocas veces conseguido,  borrarlos del mapa y mentir sobre la historia.
La Segunda República es uno de esos momentos especiales de la historia. España se despertó una mañana de primavera del 1931 tras una noche oscura de siglos, ennegrecida por la dictadura de Primo de Rivera bajo el reinado de  su graciosa majestad Alfonso XIII, abuelo de Juan Carlos I. El 14 de abril tuvo un amanecer republicano, uno de esos momentos inolvidables en el que mujeres y hombres, jóvenes y ancianos, de izquierdas o de derechas tuvieron una nueva esperanza y celebraron no solo un cambio de sistema sino que por primera vez fue un cambio pacífico provocado no por los pronunciamientos de los sables, los ejércitos o las guerras, sino por la fuerza de los votos del pueblo en las elecciones municipales. Fue aquellos escasos momentos  donde la democracia hizo honor a su nombre, “demos” de pueblo y  “kratos”  de gobierno: gobierno del pueblo.
El gobierno del pueblo de la Segunda República supuso el reconocimiento de una serie de derechos tales como sufragio universal, cultura y educación laica y gratuita para todos, reforma agraria o los estatutos de autonomía para Catalunya y para Euskadi.  La Segunda República fue un breve y genial momento de avance en nuestra historia que apenas pudo cumplir cinco años, segada  por un golpe de estado de carácter fascista apoyado por Italia, Alemania, Portugal, defendida por el pueblo republicano durante una larga guerra de tres años y condenada a la derrota por el pacto de no intervención de las “democracias occidentales”.  
Tenemos que hacer memoria porque ahora y aquí, cuando quieren acabar con nuestros derechos sociales, con nuestro presente y nuestro futuro, los valores republicanos de la Segunda República siguen vivos y reclaman una Tercera República en este siglo XXI y en esta España con un Estado en crisis, para construir la  alternativa al actual austericidio de la UE, para desterrar de una vez por siempre  los restos viciosos del régimen heredado del franquismo. Este 14 de abril del 2014 es un momento para recordar la Segunda República, pero también avanzar en el camino que nos ha de llevar a conseguir la Tercera República. 
Rafael Valentín