Hay un grupo de personas, trabajadoras y honestas, que todos los días cargan con sus responsabilidades como padres, trabajadores, ciudadanos que apenas dejan escapar un suspiro de descanso al meterse en la cama. Es un grupo callado, estoico, cumplidor, que soporta un gran peso y solo quiere que no le compliquen más sus vidas, ya bastante difíciles por si.
Como empleado, si es que tienes, tendrás un contrato como las hipotecas con cláusula suelo, no igual para ambas partes. Convenios firmados que cada vez nos devuelven más a la edad media, te enerva y te hace sentir impotente pero ¿qué puedes hacer tu?
Vas a coger el coche y te lo encuentras con rayadas, golpes y pilotos rotos, sin tarjeta, claro, porque la educación es la que hay, y la seguridad en las calles también.
Tienes que pagar el IBI y los demás impuestos y encima te hacen una paralela porque te equivocaste en un número o de casilla, el caso es que te van a tratar como a un timador sin serlo y pagarás una multa (sí, la vas a pagar quieras o no) mientras te enteras de que las autonomías quieren la Hacienda para beneficiar a ciertas empresas a las que no revisarán mientras cumplan un cupo, que tal club debe una cantidad indecente de millones y que en los paraísos fiscales están llenos de nombres que dirigen empresas, comunidades y naciones… ¿pero qué puedes hacer tú?
Los medios de comunicación no van a mejorar la situación, llevando a niveles increíbles la polémica catalana. Las respuestas partidarias de cada punto de vista, que, casualmente, ninguna te beneficia. Son contradichas por los demás en una cadena sin fin. La credibilidad es algo que se perdió y ahora solo es espectáculo, el gran hermano de la política. ¿Pero qué puedes hacer tú?
Ves con temor el 21-D porque la historia se repite entre los dos bandos y tu temor es solo que esperas que salga el que te salga menos caro, porque las esperanzas en que salga algo beneficioso para ti son quiméricas.
Ese grupo es la mayoría silenciosa, la que espera que cada uno haga su trabajo bien, como lo hacen ellos todos los días y que ese buen talante se convierte en su error.
Los partidos prometerán lo que suelen incumplir y ocultarán sus verdaderas motivaciones.
Las papeletas solo apuntarán a dos problemas distintos, pero a ninguna solución.
¿Y qué puedes hacer tú?
Esto sí tiene respuesta. Asegúrate de votar y de informarte muy bien de por qué y qué consecuencias van a tener en tu vida.
Si no encuentras lo que buscas, el voto nulo es la respuesta. Por favor, no confundirlo con no votar o el voto en blanco porque estos sí favorecen a los partidos mayoritarios.
Menos del 1% expresa así su disconformidad con el sistema político. Pero no hay una manera más clara de decir que no estás conforme con este corrupto sistema.
Esto sí puedes hacerlo.
David Rebollo
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada